¡Qué resacón!
El sol se ríe de mi vida.
El cielo rojo de otro día
me despierta de mi sueño.
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Me dá la tos.
Será que fumo en demasía
o es que mi cabeza gira
llena de mil pensamientos.
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Siento calor.
Hoy no salgo de mi casa
y es que a mi este sol me abrasa
y están los bares cerraos.
-
En mi balcón
se ha posado un ave rara
creo que será una urraca
que ya huele a amortajao.
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Y me veo envejecer a marchas forzadas.
Y las sienes me retumban alocadas.
Y me come la mierda por las patas.
La locura y la pereza son mis amas.
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Y ahora miro esa montaña
donde pasé mil mañanas
y me río de las desgracias
y se me abre la esperanza.
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Llega la tarde.
No he salido todavía.
La vagancia y la desidia
se han comido mis deseos.
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No quiero hablar.
Nadie entiende mi apatía (ni yo)
y tampoco entenderían
esta falta de empeño.
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Me pudro tó.
No sé qué es lo que me pasa.
La mala olor de mi casa
me mantiene anestesiao.
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No puedo más.
Mi cabeza ya desfasa.
Esta soledad arrasa
mi cerebro congelao.
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Ya estoy harto, me voy, aquí no hago nada.
Voy a emborracharme, beber hasta la madrugada,
hasta que mi hígado reviente, hasta mañana.
En el bar estoy mejor sin hacer nada.
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Y si te vienes conmigo estáte preparada.
Esta noche no me cazará la desgana.
Y si quieres amor no digas nada.
Muérdeme la boca, que vea que te desatas.
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