18/9/08

¿TÍMIDO? (06/06/08)

Te miro
--------de reojo.
No me atrevo a observarte a cara descubierta.
No me sale, me acobardo, me acojono.
No sea que de mirarte se quede la puerta abierta
y entre el aire
--------------y te borre.
-------------------------------------------------
Te miro
--------de soslayo.
Parapetado tras de la sombra de un redoble.
Escondido en el disfrute de tus labios.
No sea que se me vea y en mi nombre
entre el fresco
---------------y te congele.
-------------------------------------------------
Te miro
--------con descaro.
No me quiero esconder, no lo haré ni que me peguen.
Te voy a mirar de frente y sin reparos.
Me voy a bañar los ojos por si llueve
y entra el agua
---------------y te riega.
------------------------------------------------
Te miro
--------y punto en boca.
Que venga el agua, el aire, el viento, la tormenta.
Que yo me interpondré, que es lo que toca.
Y de mirarte mi alma se revienta
y entro yo a verte
------------------y te miro.

EL FARERO


Cada día, al anochecer, un poco antes, Pedro abría la puerta del faro. Con una noche en vela por delante (una más) y la soledad por compañera de trabajo se disponía a hacer su faena que, aunque anodina, era muy importante. Llegaba, encendía la luz y se sentaba frente al cuadro de mandos. A veces leía un libro, otras veces veía la tele en un pequeño monitor en blanco y negro (o "ByN" que es como lo escriben ahora)... Y por la mañana, cuando el sol asomaba, apagaba, realizaba sus cinco o seis labores de mantenimiento y a casa a dormir. No era un gran trabajo, pero al menos no era duro. Ni malo. Y cobraba bien.
Un día de Reyes cayó encima de sus zapatillas un ordenador portátil. Para un aficionado a la informática sin tiempo como él era el regalo perfecto. Al fin sabía como pasar las noches de trabajo. Y así fue. Desde ese mismo día (para un farero no hay festivos, porque todos los días hay noche) su nuevo ordenador portátil fue el medio que utilizó para comunicarse con el exterior. Primero comenzó navegando por internet: Primero los periódicos, luego los periódicos deportivos, luego un par de webs de humor, alguna "porno" gratuita (por qué negarlo)... Al cabo de unos días comenzó con el chat. El hecho de hablar con gente de todo el mundo le pareció fascinante. Pero todo, al final, cansa. Pasados un par de meses de chat nocturno descubrió una web donde daban nociones de informática y robótica. Le pareció interesante y, aún es más, práctico. Comenzó a fraguar la idea de utilizar esos conocimientos que, había decidido, iba a adquirir, para facilitar su trabajo. Iba a llenar de mecanismos el faro, de tal modo que él tan sólo tuviera que ir a comprobarlo una vez al día, sin necesidad de pasar allí la noche.
Hoy he oído en las noticias que ha habido altercados frente al Ministerio de Trabajo. Según parece un grupo de manifestantes ha sido invitado por las fuerzas del orden a abandonar la calle. Se manifestaban por la reconversión del sector de los fareros que, en poco tiempo, dejará a todas esas personas sin trabajo. El ministro, mientras tanto, se encontraba en una comida de trabajo en la costa, negociando con un tal Pedro, de profesión millonario.

LA LLAMADA

Nota: Sólo dos relatos. Sólo dos. El resto, versos.

Se levantó aquel día con una sonrisa en la cara. No es que fuera un "triste", pero si tu despertador empieza a saltar como un poseso cuando en la calle todavía está oscuro no es plato de gusto, levantarse guapo y sonriente, encima... Sin embargo aquel día él se levantó sonriendo. Una llamada de teléfono. Sólo una. A las cinco y veinte minutos, tres minutos antes de la hora en la que cada día, de Lunes a Viernes, se levantaba. Dos sonidos del politono de la serie "24". Sin saber ni quién era el mismo contestó. Al otro lado escuchó una voz risueña, dulce, feliz,..., conocida:
-Hola, tú.
-Hola.
-¡Hola!
-¿Quién eres?
-Sólo lo diré una vez: ¡Dios mío!¡Dios mío!
-¿Eh?
Y colgó. Y por eso él continuaba sonriendo.
A media mañana, mientras tomaba un café en el bar del polígono donde trabajaba, miró hacia arriba, hacia el cielo.
-Gracias por llamar-musitó.
Apuró el café, pagó al camarero y se despidió de él. Salió del bar. Mirando al horizonte, al cielo otra vez, volvió a hablar, más claro esta vez.
-Dijiste que lo harías. Que una vez muerta darías una señal si hay algo más.
Cogió su teléfono. Comprobó el registro de llamadas. Nadie le había llamado. Fue un sueño.
-Fuiste tú, lo sé- dijo otra vez al cielo.
Una nube se curvó, como una sonrisa.

APESTA (05/06/08)


No sangro.
No duele el hedor.
No sufro, no siento rencor,
no huele el dolor.
Me desmasifico.
Me salgo del caldo.
Me caigo en las brasas.
Estoy calentito, que ya es algo.
Me desmitifico.
No valgo para tanto.
Hago tabla rasa.
No duele el dolor.
No hiede el hedor.
Me deshermetizo.
Respiro aire limpio.
Hablo con las flores.
Por hacer algo, me abrazo a unos ripios.
Me desgasifico.
Me convierto en libro.
¡Ya he llegado, señores!
Apesta.
Me duele.
Me enfado.
¡¡ESTOY VIVO!!¡¡YA SANGRO!!

NO ME MIRES CON PENA (04/06/08)

No me mires con pena.
Si soy pobre es por mi culpa:
Por no saber levantarme,
por no tener el valor
de hacer por salir adelante,
de enfocar mejor mi lucha,
de hacerla más fuerte y arrogante,
de pedir la Luna y el Sol.
-
No me mires con pena.
Si soy pobre es por tu culpa:
Por no querer ayudarme,
por no tener el valor
de mirarme y acercarte,
de entender mejor mi lucha,
de ver que son importantes
mis derechos y mi acción.
-
No me mires con pena.
Yo no la tengo por mí
ni por tí siento rencor.

POLÍGONO (30/05/08)

Polígono.
Olor a piedra, a éter, a asfalto,
a azufre, a gasoil, a camión.
Ruido de vidrio, de aluminio, de estar harto,
de aburrido, de bocadillo de salchichón.
Visión de sueño, de rejas, de sindicatos,
de esclavos, de meterse en un marrón.
Sabor a humo, a tinta, a extractos
del rojo de los números sin corazón.
Tacto rugoso, de sueño, de infarto,
de estrés, de película de terror.
Polígono.
Cárcel del obrero:
Los sentidos, en prisión.

AMIGA MALA SUERTE (28/05/08)

Me surgen las dudas:
¿Me atrapa la modorra?
¿Me sangra el despertar?
¿O quizás estoy cansado y ya está?
-
Todo me la suda.
¡Vaya una vida zorra!
¡Qué asco de tiempo y lugar!
¿O quizás exagero por tener que madrugar?
-
Mas no quiero ayuda.
Como siempre, de gorra,
de milagro y sin luchar
¡Mi amiga, la mala suerte, me sonreirá!