VERDAD ABSOLUTA (15/12/17)

¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?

Mantengo la duda grave y profunda,

reversible, como todas, pues dudar es eso

y considero impensable la verdad absoluta

de los muy inteligentes con ideas de peso.

-

Contengo la rabia para que no infunda

miedo a la vida, pero no ceso

el empeño incansable de mi mano enjuta

de soltar mis mierdas en papel no impreso.

-

Emprendo la puta huida que inunda

de sabor a sangre mi boca, mis besos,

y me escondo, cobarde, en cualquier gruta

por seguir a lo mío, por seguir despierto.

¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?

 

   

VOY ESCAPANDO (14/12/17)

Voy escapando
con el menor número de cicatrices que puedo
de este siglo infernal -como todos-
ya que al otro sobreviví
y acerté a entreverle cosas buenas.
Y sólo espero que todo lo que vi
sirva para pagar todo lo que debo,
porque, si bien pocas cosas me frenan,
me jode andar por estos lodos.
Me voy volando.

QUIERO SER UN MENTIROSO (13/12/17)

Intento ser lo más mentiroso que yo puedo.

Porque ser sincero está muy sobrevalorado

y desconectar de lo cierto es muy de mi agrado

a ver si en éstas consigo perder algún miedo.

-

Intento ser el dios de mi propio único credo.

Porque ser ateo está muy sobrecuestionado

y despegar a los cielos es muy de endiosados.

A ver si en éstas consigo saber por qué cedo.

-

Intento.  Seguro.  Incluso a veces consigo

bailar el agua al tonto que vive en mis camisas,

esas que no me pongo y se quedan en percheros.

-

Venid aquí y hablemos.  Venid aquí conmigo.

Que nos cambien las voces si es que nos tira la sisa.

Yo te prometo y juro mentirte sin un pero.

SOY INOCENTE (13/12/17)

 

No.  Si al final será culpa mía.

Si por el hecho de mirarle salgo volando

y me elevo por los aires hasta las nubes

y cierro los ojos y caigo, despertando.

Y me lleno de lágrimas si no estuve

a la altura que merece, que debía.

-

Le pregunto al viento que sería

si personas como yo, de vez en cuando,

sopláramos en contra.  Yo ya anduve

el camino en lo lejano y alejando.

Ahora sólo quiero ser quine sube

a sus ojos, a sus brazos, a su vida.

-

Por eso no es mi culpa, señoría.

Es la suya, por dejarme respirando,

sonriendo como un tonto que descubre

el placer de ver sus ojos reflejando

cualquier luz, pues su luz sí que refulge

y boqueo como un pez en una orilla.

Inocente, me declaro, señoría.