Un yanqui en Smith & Weson
hace cien balas minuto en su turno laboral
y a él le parece honesto y perfectamente normal
porque "de algo hay que vivir" y el yanqui vive de eso.
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Un ciudadano europeo,
de cualquier lugar de Europa, no importa si aquí o allá,
trabaja también de esto y recuerda que es legal
porque "si no se hace aquí se llevará otro el hueso".
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En un país del desierto
un jeque "muymillonario" que dice ser musulmán
pega tiros hacia el cielo solamente por gastar
porque "quiero divertirme y yo hago lo que quiero".
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En este país - en "esto"-
un rey hace la pelota al petróleo sin más,
por "el trabajo y la industria". Por la pasta. Por "trincar",
porque "si sobra "pa'" mí, que ese si que es mi reino".
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Ha llegado un barco a puerto.
De esos con tanta gente que te invade la ciudad
y las Ramblas "en van plenes" de turistas sin maldad
"¡Qué bonito!¡Qué brillante!¡Qué color!¡Qué buen paseo!"
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"Es verano, hoy hay tiempo"
Dice el "currito" aborigen que hoy si puede disfrutar,
y a las Ramblas se dirige. En metro, para tomar
una cervecita, un gintonic. O un mojito. Sin miedo.
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El jeque y el rey sin reino
han ido dejando caer sus migajas sin pensar,
humillando y machacando a gente, algunos de paz.
Y eso siempre despierta iras, peleas, desprecios.
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Las migajas que cayeron
despertaron sin sentido odio, rabia y crueldad.
Y esa rabia suelta el freno y pisa dando más gas
y se lleva por delante vidas, amores y sueños.
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Y el yanqui y el europeo
se manifiesta en Whatsapp, Facebook, Twitter e Instagram
y hasta salen a la calle, y se hartan de gritar
y mañana ya, si acaso, igual "me acuerdo".
