3/4/21

BALBINO (12/11/20)

 

Callos en las manos por azadas a destiempo
y la piel veteada por azulado carbón.
La nariz y los pulmones llenos de polvo de hierro
y sólo un oído en marcha por mitigar el calor.
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Toda la vida en el tajo buscando tiempos mejores
y perdiendo cada día horas de estar con los suyos.
Su poquito de mal genio de tanto echarle cojones
y su mucho de nervioso y mi grandísimo orgullo.
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La fuerza de voluntad que a sus hijos nos pasó
y esos ojos pequeñitos que siempre parecen reír.
Ese es mi padre, amigos.  Buen hombre.  Todo un señor.
Más rojo cuanto más viejo.  Y con más ganas de vivir.

ISABEL (12/11/20)

Intuyo, como un cachorro, tu canción entre cien mil,
que yo soy eso, por cierto, tu cachorro.  Y ya está.
Y me refugio, si puedo, de este mundo feo y gris
en tu regazo, en tu abrazo.  En tu cariño, mamá.
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Heredo, gen fabuloso, tu alegría de vivir,
tu bondad, o así lo espero.  Y algo de tu ingenuidad,
y el gusto por lo bonito.  Y las ganas de reír.
Y además, sobre todo, ese querer saber más.
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Por cierto que ya era hora que este que escribe aquí
lo pusiera por escrito.  Para la posteridad.
¡Mi madre es la madre mejor!  Y esto, señor, es así.
¿Que esto es amor de hijo?¡Pues claro!¡Porque es verdad!