Bueno para nada
imploro a la Luna favores
y ella me dice, coqueta,
que le ayude a buscar un hada.
-
Sentado en la grada
grito y descargo rencores
y en la cancha sola, quieta,
la canasta queda extrañada.
-
Así, desolada,
la noche me escupe sus flores.
Amanece, despereza.
Ella duerme, engalanada.
-
Roja, recién lavada,
nueva mañana de errores.
Yo a su lado. Ella repleta
de mis besos. ¡Hola, Hada!

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