Arrojado a un mundo injusto,
me alojé en mis propias penas
y empecé a desesperar
cuando empezó mi existencia.
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Y luché y grité y grité
hasta romperme la voz
y por mucho que gritaba
no me escuchaba ni Dios.
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Mi pensar lleno de espinas
me llevó hasta este destino
y al quedarme marginado
con los marginados vivo.
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Los puentes son ahora mi techo
y en invierno los andenes
no tengo más compañía
que el ruído de los trenes.
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Nadie escucha lo que digo,
a nadie ya le intereso,
pero aún así soy feliz
pues soy libre hasta los huesos.
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Mi rostro desangelado
lleva el sarcasmo escondido
"pobre infeliz" ellos piensan,
"pobres idiotas" yo digo.
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Sus trabajos e hipotecas
les cosen los pies al suelo.
Yo ando libre, no me escondo,
y voy siempre a donde quiero.
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Decidme, pobres ineptos
¿Quién es pues el infeliz?
¡Si el dinero no se come!
¡Si no sabeis ni reir!
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Y no creais que estoy solo,
somos muchos que así estamos,
el ejército más grande
que haya visto el ser humano.
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Y afilando nuestros dientes
preparaos, primer mundo.
Los del cuarto ya empujamos.
La rebelión está a punto.
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Repartamos la justicia,
el trabajo, el alimento.
Todos iguales, sin clases
y muerte al que no esté de acuerdo.
1 comentario:
hey me gusto tu blog...
las cosas que pones, jaj cosas..
me identifican mucho.
saludos
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