Déjame a mí con mi desastre,
deja que me arrastre,
déjame con mi desidia inmunda,
déjame que me hunda,
déjame andar con mi lastre,
déjame con mi locura,
con el maldito cajón de sastre
que es mi cabeza sin cura.
-
Olvídame en una esquina
como a un paraguas viejo,
olvídame en una barra
de bar cutre y maloliente.
Quiero vivir sin más prisa,
sin más angustia ni miedo,
que evitar a los macarras
y poder comer caliente.
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