No me apetece seguir madrugando
ni afeitar mis barbas aún viendo al vecino.
No quiero salir de mi cama jamás...
si en ella estás tú durmiendo a mi lado.
-
No importa ni un poco pecar descansando,
oir las alarmas y seguir dormidos.
Arrullos y abrazos. Un ratito más...
Qué pereza da salir de tus brazos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario