Ven conmigo hasta el barranco,
hasta el lodazal,
a mancharnos de barro rojo,
rojo y pegajoso
a ensuciarnos como niños
a reirnos del pecado y de sus locutores
y a perder la cabeza.
-
Ven conmigo hasta el barranco,
hasta lo irreal,
a revolcar mis ojos en tus ojos
grandes y preciosos
a reivindicar cariño
a escandalizar beatos y verter rumores
y seguir de una pieza.
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