Residuos de impotencia,
exceso de timidez y tonterías,
sin ganas, por abulia o por desidia.
Me recojo en mi indolencia
por recogerme de lo que cae estos días
y callo, por demasiado tiempo,
y no me canso porque estoy quieto,
porque, mientras, no me llueve encima.
Y me mata y me fastidia
mirarme al espejo y verme muerto,
o lo que es igual, no estoy despierto.
Brazos bajados, vagancia infinita.
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