No valgo para llorar.
Aunque sufra y aunque muera.
No valgo para arrugar
el entrecejo. Mi espera
no es fructífera y aún así
sigo prefiriendo reir
o luchar, casi lo mismo.
La carcajada es mi ritmo.
Y mi música la risa.
Y en mis ojos una brisa
que al reir refresca el mundo
Y reaviva el discurso.
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