Aderezo el hastío con letras
bostezadas, que no escritas.
Mientras, mi mano derecha
duerme en una esquina
y olvida la posibilidad extrema
de vivir sin estar viva.
-
Escribo y escribo, sin fuerzas.
Con recelo y tonterías,
y me invade la sospecha:
Emprender la huida
sería una posibilidad abierta
de festejar la vida.
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