El imperio del agua
del mar que llamamos "nuestro"
cada día nos reclama
más sacrificios. Más muertos.
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El infierno, aún en calma,
del Mediterráneo siniestro
cada día llama y llama
a más gente hacia su adentro.
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Mas no es el mar. No lo es.
Somos nosotros. Es cierto.
¿O acaso es que no lo ves?
¿O es que acaso estás ciego?
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Y aún así, aunque lo estés:
La culpa última es del miedo,
del hambre, de no creer
más que en el puto dinero.
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La culpa es tuya. Y es mía.
Por permitir mal gobierno.
Por cerrar puertas de vida
y abrir ataúdes a muertos.
1 comentario:
Brutal jose!
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