La solución, inexistente, brilla por su ausencia,
mientras sólo el rencor crece y crece
y afilamos los dientes al saltar
nadando hasta que el pulso se adormece.
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La solución, inapetente, grita su demencia,
mientras sólo el mar viene y nos mece
y estiramos el cuello por mirar
esperando que el futuro ahora comience.
-
La solución, incompetente, olvida la decencia,
y ¡qué ironía!¡Inocencia que enternece!
Expiramos braceando sin llegar
a vengarnos de este mundo que nos niegan,
que nos dicen que no nos pertenece.
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