Te lo juro.
Un día de estos empiezo.
Un día de estos vuelvo a escribir.
Mientras tanto
déjame acurrucado en la desidia,
amodorrado en su calor transparente
consecuencia del estrés post-traumático
al enterarme de que hay que trabajar
(malditos los siete enanos, por supuesto)
Pero te lo juro.
Un día de estos me pongo.
Un día de estos me salen dos líneas del tirón.
Y aún es más, tendré un boli cerca.
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