Perdido en tu ombligo,
hundido en tu pelo negro negro,
me quedaría dormido,
sin despertar. Sin agobios.
-
Rendido a tu abrigo,
vestido únicamente con tu anhelo,
me escaparía, contigo,
sin más dudar. Sin mal rollo.
-
Cautivo en tu trigo,
olvido que tu pan me lleva al cielo.
Me aguantaría, bien vivo,
sin más yantar. Sólo tu apoyo.
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