8/7/08

MI PROPIA RELIGIÓN (21/05/08)

Sentado por no estar de pie.
Mirando con ojos de niño.
Tu cuerpo, tu cara, tu piel.
Tus labios, tu pelo, tus guiños.
-
Me hundo en sueños de fe
de creer en un dios trino:
Tu alma, tu cuerpo y tu ser.
Mi sed por tu ser divino.
-
Monoteísta, así es
como me siento contigo:
Creo en tí, tu eres la red
donde me enredo rendido.
-
Y boqueo como un pez
y no me voy y aquí sigo,
en tu pelo, como el rey
de un reino pequeño y perdido.

7 comentarios:

Fernando dijo...

Hola Jose,
LLevaba bastante tiempo sin visitar tu blog. Es cierto el comentario que me dejaste en el mío, en verano no apetece nada encender el ordenador, aparte de que como te imaginarás he estado a otras cosas. Bueno, solo a una: a la reina de mi corazón. Muchas gracias por tu felicitación. ¡Qué nunca nos falte el amor!, quizás la única religión verdadera, como tan bien explicas en tu último poema. Esa fé si la profeso, el resto me trae sin cuidado. Un gran abrazo, Jose, que pases un buen verano y que estos calores sirvan para encender versos tan bellos como los que escribes.

JOSE dijo...

Pues bien, se acabó agosto y ya estamos de vuelta. Espero que el viaje de novios haya ido bien, Fernando. Una alegría volver a casa y ver que no has faltado a tu mensaje mensual. Prometo escribir otros cuantos versos este mes, lo que no se es cuando.
Abrazos revolucionarios (es que estoy en plan rojo por el comentario de más abajo)

Anónimo dijo...

Che, el asesino
TOMÁS CUESTA Lunes, 08-09-08
NO es descabellado asegurar que, en cierto modo, ese culto sectario, interminable, beatón y siniestro, que se le rinde a Ernesto Che Guevara en el ruinoso altar de la revolución pendiente, responde a una liturgia establecida por el rock y transferida a un asesino fotogénico. «Vive sin cortapisas, muere joven, que un hermoso cadáver abone tu leyenda». El credo trinitario del «showbizz» en los años lisérgicos le viene al argentino como anillo al dedo. El Che, evidentemente, cumplió el contrato fáustico sin saltarse una coma, ni un matiz, ni una adenda. Se bebió la existencia a puro trago, amorrado al gollete. Murió cuando tocaba, con la puntualidad de un «gentleman». Y dejó tras de sí un fiambre exquisito y abrumadoramente estético en el que -para los meapilas del marxismo y para los profetas del cristianismo agreste- se confundían las imágenes del Redentor y Lenin.
La representación, al cabo, resultó tan perfecta que cabría pensar que el guerrillero ejerció de escenógrafo en su propia tragedia. Pero esa es otra historia que ahora no viene a cuento. Lo que interesa es subrayar que los cuentistas de su época (Sartre, por descontado; Regis Debray, Feltrinelli...) lograron transformar el plomo en oro y al matarife en héroe. ¿Se acuerdan de los versos de Nicolás Guillén llorando tinta roja desconsoladamente? «Soldadito de Bolivia, soldadito boliviano / armado vas de tu rifle, que es un rifle americano / que es un rifle americano, soldadito boliviano, / que es un rifle americano. Te lo dio el señor Barrientos, soldadito boliviano / regalo de míster Johnson para matar a tu hermano / para matar a tu hermano, soldadito de Bolivia / para matar a tu hermano». Si los ripios matasen, ya metidos en duelos, el rapsoda castrista, huérfano de inspiración, pudo haber expirado en aquel mismo momento. ¡Lástima de Guillén! Se le desafinó la lira y se le secó la bemba. «Tamba, tamba, tamba, tamba. / Tamba del negro que tumba; tumba del negro, caramba...».
De cualquier forma, al Che la poesía le importaba un bledo. No la consideraba un arma cargada de futuro -aunque Celaya se empeñase con el fervor de los ingenuos-, sino un vicio burgués, una mariconada decadente, que no ayudaba en absoluto a construir el Hombre Nuevo. Los maricones a la zafra a que les den caña a espuertas. Y a los que reincidan, que les den en la celda. Dicho y hecho. Mientras tanto, Fidel, con la popa a cubierto, se dedicaba a acumular poderes y a fantasear con la genética. Porque el máximo líder también tenía un sueño: crear una raza de vacas de bolsillo que se pudieran estabular en el retrete. «El comandante inventó la cabra, chico», se choteaban los cubanos con sorna caribeña. Por lo demás, iba de perorata en perorata y de ocurrencia en ocurrencia. Guevara, por su parte, fusilaba a destajo para curarse el mono de la Sierra Maestra. La cosa le ponía. Incluso lo dejó escrito al perfilar su autorretrato a golpes de machete: «Soy una fría y selectiva máquina de matar». Nadie puede acusarle de mentir al respecto.
Ahora, Steven Soderbergh, el director de «Traffic», y Benicio del Toro, su actor predilecto, han vuelto a amortajar con celuloide al asmático icono de un fracaso sangriento. Y han vuelto a desgranar ante las cámaras la fatigosa letanía en loor del guerrillero: martillo de tiranos, paladín de los débiles, guardián de la utopía, rey Arturo con boina que extrae de la roca la espada justiciera... Con su pan se lo coman y allá ellos. Lo malo sería soportar otro brote epidémico de la dichosa camiseta (llámenla «camicheta»). Con la imagen que Korda capturó por azar en el amanecer del régimen y que -finiquitado el Che, en el sesenta y ocho, casualmente- Giangiacomo Feltrinelli lanzó a los cuatro vientos. Sin la foto de Korda (o sea, sin «la foto», ninguna se le acerca), Guevara sería poco más que Camilo Cienfuegos: una discreta nota a pie de página en el aperreado cronicón de Iberoamérica. Pero aquella instantánea le blindó «ad aeternum». Rindámonos, pues, a la evidencia: Ernesto Che Guevara, el asesino, es el equivalente a Mickey Mouse en la Revoluciolandia de la izquierda. No hay remedio

JOSE dijo...

Te pongas como te pongas, me dá igual. Prefiero mil veces a un guerrillero de izquierdas que a un puto fanático de derechas, por fanático que sea el de izquierdas, si con ello se intenta (que no consigue), la igualdad entre las personas. Ya te he dicho que yo no venero al Che. Es más, no me importa lo más mínimo ni quién le lloró ni a cuantos mató. Lo que sí que sé es que sus ideales eran nobles. Liberar al pueblo de Cuba de un salvaje como Batista, que hacía estragos haciendo pasar hambre y calamidades a los pobres para que los ricos se enriquecieran más con el beneplácito del imperio, aunque sólo fuera por eso, ya merece un verso, aunque al mismo Che no le gustara la poesía. Era un fanático, un guerrillero, un loco que pensaba que el ser guerrillero era lo más alto a lo que podía apuntar el ser humano. Pero me dá igual. Yo no hablo de la izquierda personificándola en nadie en particular. Me la trae floja Lenin, Marx, Bakunin y el mismísimo Durruti. Lo que sí sé es que ellos luchaban por algo que si me importa, que es la desaparición de las clases, la igualdad, la libertad. Si a Fidel o a Stalin se les fue la olla... pues bueno, qué le vamos a hacer. En las manos de sus pueblos estuvo el quitárselos de encima, siguiendo las enseñanzas que ellos mismos pregonaban. Eso sí, mientras Batista o Pinochet, igual de cabrones que Fidel en cuanto a muchísimas cosas, hundían a sus pueblos en el analfabetismo, el comandante barbudo los alfabetizó, les dió una sanidad pública cojonuda (dentro de las restricciones que el vecino yankee les obsequia)y, aún es más, no es tan malo en cuanto a la libertad de expresión, porque no paro de oir hablar de disidentes que viven en Cuba, mientras en el Chile de Pinochet los disidentes no vivían, morían. Sin más, me despido diciéndote exactamente lo mismo que al principio, que me da igual lo que digas, yo rojo, como mi sangre, de izquierdas, donde tengo el corazón. Si Ernesto era un asesino, del cielo le cayeron los clavos. Eso sí, unos cuantos como él y la revolución ya estaba aquí, y según cómo, !qué lástima¡
Un saludo rojo. Y finiquitado el tema por mi parte.

Anónimo dijo...

bueno che bis que te vaya bonito.
Como a este país con las izquierdas que nos gobiernan
Dentro de 40 años hablaremos, si sobrevivimos a ellas hablaremos.
A ver si sigues pensando que las derechas liberales de hoy aquí, a a las que no pertenezco, pero que considero infinitamente superiores en todos los sentidos a las izquierdas zapateras,son equiparables a las de Pinochet, etc. Y en cuanto a Cuba...date un paseo de incógnito que si eres joven y con asquerosos dólares usa lo pasarás de p. madre. Saludos sin puños ni rosas sangrientas, mas bien rosas 10.

Anónimo dijo...

Orwell. Rebelion en la granja. léelo y verás que unos siempre serán más iguales que otros. Fuera de la igualdad en derechos, la igualdad sería la mayor aberración de la humanidad. Sería su desaparcición por aburrimiento a plazos vencidos. ¡Pero es que te crees que el che se consideraba igual a los maricones a quienes asesinó a sangre fría!.
Y digo maricones para usar lo de mariconsón de Fidel y el icono de la falsa igualdad en la que ni él mismo creía.La igualdad se consigue con la muerte. Sólo entonces, y por suerte, seremos iguales. Mientras tanto vivamos la diferencia enriquecedora. ¿O es que te acostarías con un igual? Dejémoslo, pues contra el sectarismo inducido desde la primaria en ciertas autonomías progres no hay antídoto.
Saludos y que consigas tu ansiada igualdad, pero no conmigo.

Andrea Doria dijo...

Para un ateo, rojo republicano, extraña especie que no cree en Marx ni en Lenin, encantado sin embargo con sus dioses manes, el matasanos “Che” el padre espiritual Castro, los rojos Morales, Zapatero el tonto sublime, y resto de capitostes rojos de los paises más empobrecidos del Planeta…no está nada mal que nombre y crea en el alma …aunque sea de frágil cántaro de barro.

Es de esperar, no obstante, que la Voluntad en potencia de ese alma humana e inmortal no convierta en acto la rabia acumulada y suministrada por una Memoria que parece patéticamente deformada. ¿Por quién y dónde?
Y es que le supongo más Inteligencia que la que le faltaba al trotón de la Pampa para administrar sin riesgo físico para él esa “rabia” que se me antoja sin objetiva causa.¿Qué falta?

Así no perderemos la esperanza de leerle párrafos menos desiguales, menos desligados por contradictorios y atisbar en ellos, en el futuro (que te deseo próspero, porque estás a tiempo, pero !hay que ganarlo con mucho esfuerzo y trabajo honrado! un sentido constructivo o, al menos, entretenido e inofensivo para las almas de la mayoría sin rabia.

Porque lo que es hoy y a la vista del material, lo que se adivina, entre lo menos grave, es la creencia trágica de que el fin justifica los medios: “Es igual los crímenes que se comentan si el ideal es noble y vale la pena” o algo así. Eso, así de crudo, es al menos lo que en primera intención se deduce. Luego se ve que la utopía sobrepuesta más bien de cara a ciertas galerías progres e inoperantes , no llevará, quizás por suerte, a intentar su realización con todas sus consecuencias, por falta de sentido práctico y visión razonada y serena de la realidad.

Por lo demás lo supongo joven y con Potencia suficiente para crear, luego de asimilar y practicar las reglas del arte que hoy no pasa de imitar con más o menos fortuna.

En la fe de esa formación y la del Alma presuntamente moral e inmortal (hay que pensar la palabra “inmortal” para no ir por el mundo ,aunque sea por el mundo virtual ciber, a la ligera). Esto último sólo parece estar al alcance de los maestros "bon vivant" tipo serrat o sabina o ramoncín esos otros rojos ilustres y minúsculos, coherentes con su burgesa forma de vida.

A más ver.