No escribo.
No gasto tinta últimamente
por miedo a mí mismo,
a la rabia en expansión.
-
No escribo.
No sale nada consecuente.
Sólo bilis. O cinismo.
Y me temo una explosión.
-
No escribo.
No quiero hacerlo así, en caliente.
Harto de banderas e himnos.
De todos. Sin excepción.
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