Vuelvo a las andadas
como un gato callejero huyendo de los niños,
esquivando a los coches en polígonos,
durmiendo al raso,
recibiendo, de la Luna, sus guiños,
escurriéndome entre los barrotes de las ventanas
por buscar comida y calor en mis pasos.
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Vuelvo a las andadas
y me escondo de los ojos malvados y asesinos
aliándome a la noche, solo y díscolo
saliendo al paso
descubriendo, en la Luna, destinos:
el mío y el de otros cada mañana
buscándonos la vida sin rencor ni retrasos.
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