Verano seco, baldío.
Cerebro seco, sin flores.
Sin versos ni estrofas bellas.
Sin palabras de colores.
Con asfixiante vacío,
con ruido y sin estrellas,
sin luces ni fuegos extremos
con juegos que aburren sin tregua,
sin lluvia de rimas atroces,
sin rimas, complejas ni simples.
Cerebro seco, sin timbre.
Otoño, te llamo a voces.
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