Y cuatro idiotas jodieron el mundo.
Inventando (así fue) dinero y trabajo.
Y después inventaron la bolsa, algo inmundo.
Y luego vendieron el mundo a los bancos.
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Y encima nos echan la culpa, rotundos:
"Apriétese usted el cinturón, carajo".
Pues vete a la mierda, idiota, capullo.
No quiero ni oirte. ¡Arde, cabronazo!
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