Saben los poetas de flores y primavera,
de otoños lánguidos y estíos suaves,
de inviernos nevados y blancos lugares,
de cielos azules y mares eternas.
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Pero yo me vanaglorio de no hacer espera,
de adorar el asfalto, el cemento y los bares,
del gris de las nubes cuando llueve a mares,
del olor a gasoil en la gasolinera.
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No es que quiera mal a la madre Tierra.
Ningún mal deseo a otros bellos lugares.
Es sólo que estoy harto de versos frugales
que alimentan el alma mas no lo despiertan.
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A veces, por eso, dibujo una estrella
en la esquina de la hoja, para recordarme
que ese día estaba rojo. Rojo y sin collares,
desatado, mordiendo, despierto... una fiera.
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