7/2/08

NO SOY DE FIAR (21/11/07)

Hoy vuelvo a despertar dando vueltas en la cama.
Hoy, de nuevo y sin querer, despierto antes de hora.
Las sábanas empapadas del miedo que aflora
y en la calle sopla el viento y mueve las ramas.
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Hoy otra vez decido que no busco la fama.
Hoy reitero mi intención de enjugar la demora.
Salgo a la calle pensando sólo en el ahora
y la gente me mira y al mirarme se escama.
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No soy de fiar, se nota mucho mi desgana.
Yo prefiero creer que el planeta atesora
la parte de mis fuerzas que ya, nunca, encuentro.
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Pero no dejo de hacer lo que me dá la gana.
Rebelde y consecuente, aunque sea a deshora.
Aún soy diferente, aunque fuera de tiempo.

3 comentarios:

Fernando dijo...

Es curioso, leyéndote pienso que tú y yo hemos tenido vidas muy diferentes. Probáblemente la tuya más difícil que la mía. También vemos las cosas que nos rodean de distinta forma, pero me emociona lo que escribes y cómo lo escribes. Me llevo una alegría cuando visito tu blog y descubro que has colgado entradas nuevas porque aprendo, me instruyes. Es cierto que hay rabia en muchos de tus poemas, pero no es una rabia ciega. La canalizas y la conviertes en algo bonito, poesía que como decía Celaya es un arma cargada de futuro. Me imagino que no eres de los que nunca caen, eres de los que siempre se levantan. No quiero parecer adulador (en esta sociedad es más sospechoso el que aplaude lo que le gusta que el que destroza sin piedad la obra de otros), pero realmente tienes mucho que decir y yo quiero escucharlo.

Un abrazo, Jose.

JOSE dijo...

Gracias, una vez más, Fernando. Tus palabras me ayudan, es más, me obligan a seguir. Y ya que hablas de ello, quizás tu vida y la mía si que han sido diferentes, pero la mía no ha sido difícil. Soy de un barrio obrero de Hospitalet, al lado de Barcelona. Crecí viendo a los currantes volver a las siete y jugando en la calle con los hijos de los otros currantes. En casa había lo justo para vivir y, de vez en cuando, permitirse algún caprichillo... vamos, como la mayoría de los niños del baby-boom de los 70. Pero siempre, siempre, me soliviantó la injusticia. Siempre me puso de mala hostia ver lo que sucedía en el mundo. Y el amor... Me enamoré muy pronto y ahí sigo. Desengaños... como todos, pero para volver, no sé si por mi cabezonería o por su cariño, al mismo abrazo desde hace 20 años (tiene mérito, tengo 35). Son, quizás, las dos cosas en las que pienso las 24 horas, en lo injusto del planeta y en querer a los demás. Parezco un meapilas o un cursi, pero es que eso es lo único que realmente me llena. Descubrí la poesía en 2000. Antes pensaba que era difícil y aburrido. Una mujer, mi amiga Rosa (hay un poema suyo de poco antes de morir de cáncer en el blog) me dejó leer las suyas. Por aquellas tonterías de que "yo soy capaz de hacer eso""anda ya"... Me lié a escribirle un acróstico. No lo tengo completo, pero te dejo aquí lo que recuerdo: "Robando el tiempo a un reloj/Oteando el horizonte/Sólo te veo a tí/Aún no he encontrado el norte//Remando contracorriente/Ojito con lo que haces/Sabiendo como yo soy/A tí tu puedes colgarme". Y me colgó. Me colgó de la poesía (quizás más de escribirla que de leerla, que también). Simplemente se sonrió. La sonrisa más sincera que he visto en mi vida. Y ese día decidí que seguiría. Cualquier cosa me vale. Escucho asíduamente a grupos de rock... podríamos decir poético (Extremoduro y Marea principalmente) y a veces se me escapan versos de ese tipo. Otras veces me dejo llevar por lo que salga. En fin, que para ser breve me he liado y te he explicado mi vida. Creo que tú te lo mereces. Gracias de nuevo Fernando.

Un abrazo para tí también.

Fernando dijo...

Gracias a ti Jose. El poeta ofrece sus ojos a los demás, en tu caso también el alma. Compartimos la necesidad de sentir y la suerte de haber encontrado una compañera a quien amar y con la que ser cursi y meapilas. Creo que fue Stendhal el que dijo que las cartas que se escribían los enamorados eran ridículas, pero que al final de la vida de un hombre aquel que no había escrito alguna de estas cartas era el verdadero ridículo.

Un abrazo