2/11/18
UFC (31/01/18)
Me estaba dando de hostias con aquel cabrón. De momento ganaba él. Las pruebas eran claras: si alguien había perdido sangre era yo. Pero no me daba por vencido. Soy un cabezota y eso tiene muchas cosas malas y alguna buena. En aquel momento no sabía en qué escenario me estaba moviendo pero había entrado en ese estado mental en el que la furia no te deja ver claro y te empuja hacia delante; como los soldados de infantería de las antiguas batallas; como un jabalí rodeado; y, la verdad, no pensaba si hacía bien o mal. Él, después de agredirme a lo bestia, parecía flotar a mi alrededor como Muhammad Ali en sus mejores tiempos y yo,... yo tenía bastante con sujetar mi zapatilla y perseguir a aquel cabronazo hasta que se posase en la pared de una puta vez.
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