Corre.
Salta.
Sal del aguacero en el que estás
y ven.
Ven aquí, conmigo,
a mi abrazo mullido y tierno,
eterno.
Tan eterno como quieras.
Sal de la lluvia
y refúgiate.
Corre.
Tápate.
Deja que te arrulle dulcemente
y que caiga el aguacero
y se desboque.
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