Con ganas de vigilar el estruendo a mi alrededor,
el silencio escandaloso que me rodea ahora mismo,
me armo con el cinismo, el rencor, el pesimismo,
y vuelve el orden. Despacio. Y añoro el caos.
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Y mientras intento, lo juro, ordenar mi terrorismo,
luchar contra el incivismo del error: el "destinismo".
Me cuesta olvidar el desorden, la entropía y el rumor,
y adoro el orden... ¡Mentira! Me gusta el caos.
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Me gusta decir "¡Quedaos!"
"¡No os vayáis!¡Quedaos todos por favor!"
"¡No os mováis!¡Aquí!¡Conmigo!"
Añoro el desorden, el desconcierto, el caos.
Añoro ser un amigo.
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