En realidad no espero gran cosa:
Un ratito en el sofá a tu lado cada día.
Un ratito en el sofá a tu lado cada día.
Un beso de buenos días antes de irme a trabajar.
El salir a pasear con tu mano aquí, en la mía.
Y el café del desayuno de sábado, sin dudar.
Un abrazo de los largos, que parecen no acabar
y ponernos a bailar en pijama una rumbita.
Tomarnos una cañita de vez en cuando, es normal,
y nunca sentirme mal al tener tu compañía.
Ahora que pienso en ello, en verdad no es poca cosa.
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