Intuyo, como un cachorro, tu canción entre cien mil,
que yo soy eso, por cierto, tu cachorro. Y ya está.
Y me refugio, si puedo, de este mundo feo y gris
en tu regazo, en tu abrazo. En tu cariño, mamá.
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Heredo, gen fabuloso, tu alegría de vivir,
tu bondad, o así lo espero. Y algo de tu ingenuidad,
y el gusto por lo bonito. Y las ganas de reír.
Y además, sobre todo, ese querer saber más.
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Por cierto que ya era hora que este que escribe aquí
lo pusiera por escrito. Para la posteridad.
¡Mi madre es la madre mejor! Y esto, señor, es así.
¿Que esto es amor de hijo?¡Pues claro!¡Porque es verdad!
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