Por supuesto hay días malos.
Días de niebla que ahoga
y que callan mis palabras.
Días de muy mala baba
que sólo hacen que dar palos.
Cómo no. Días como sogas.
Días que ya no cansaban
y que ahora te revientan.
Días de ira incruenta
y nervios que no dialogan.
Así que hoy no me abras.
Aunque temas por la puerta.
Déjame con mis reparos,
mis toses y mis descaros
y "tranqui", que esto se acaba.
Quizá un día bueno llega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario