Había nacido aquí, padre murciano, madre asturiana. La guerra le sorprendió en la niñez. Y huyó. Como pudo. Pasó la frontera y allí le recibieron los hostigadores del estado. Le llevaron a una playa en un pueblo sobre el mar. Y allí le encerraron. Cuando todo acabó, volvió. A hacerse una persona de provecho. A crecer. A formar una familia. Y trabajó y trabajó. Y salió triunfante de la vida.
-¡A santo de qué vamos a querer que venga aquí nadie!- vociferaba -¡Si hay guerra que se apañen!¡Y si se ahogan que se ahoguen, pero aquí que no vengan!
De buenas personas está el mundo lleno.
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