La belleza de un árbol muerto,
seco, sin hojas, de ramas peladas,
como en cueros, como un esqueleto,
dando los buenos días cada mañana.
-
El contraste con su compañero,
lleno de flores, de vida engalanada,
en este verano caliente, sincero,
que no engaña a nadie. Ni un poco. Nada.
-
Y los ojos dormidos, que nunca se fijan,
de repente, hoy, cambian de actitud
y no sabes cómo pero estás mirando.
-
Compartiendo visión, en su plenitud,
con el Sol que se está despertando
y queriendo explicar lo que nunca miran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario