Como el árbol de hoja caduca
que recorta su esqueleto, su calva dejadez,
contra el amanecer gris, nublado,
en espera de otros tiempos,
planto, fuertes, mis pies en la tierra
y no renuncio, hoy ni nunca,
a seguir intentando que no me jodan,
que no me toquen ni cambien,
que llega la primavera y,
de nuevo,
florezca.
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