- ¡Y cieeeeeeeen!¡Voooooy!
Y mientras yo, agazapado. Había corrido a esconderme en cuanto vi que se ponían a contar. ¡Jolín!¡Para una vez que la lleva el grandullón!¡Y encima había sido yo quien lo había pillado el primero! El corría a hacer un "¡Salvado!", pero le hice la zancadilla (disimuladamente, eso sí, como si fuera un accidente), tropezó y se cayó, así que corrí y dije su nombre
-¡1, 2, 3, Marioooo!
Después habían ido cayendo uno a uno los demás. Quizás por el hecho de que buscaban precisamente eso, que él cayera, parecían dejarse coger. Me sentía un héroe.
Y ahora... Ahora hace más de media hora que estoy aquí, escondido. Me escondo de maravilla pero,... , no sé,..., no parece divertido.