Sigo siendo yo.
Aquel niño tímido y empollón.
Aquel joven sin Dios ni amo.
Aquel hombrecillo enamorado.
Aquel que cree que luchó.
-
Sigo siendo yo.
Con mi pluma destrozada de dolor.
Con la risa para así llevar a cabo
la lucha que, cobarde, he evitado
con la hoja llena de versos de amor.
-
Sigo siendo yo.
Y así pienso continuar con la pasión.
Por vivir y por morir como he pensado.
Por beber y por fumar. Y por dejarlo.
Por no tener voluntad. Por ser mejor.
-
Sigo siendo yo.
Sin ganas de faltar ni de pedir perdón.
Sin ganas de trabajar, siendo muy vago.
Sin fuerzas, con ganas, con pecados.
Con todo lo que me haga ser peor.
-
Sigo siendo yo.
Y no voy a cambiar más ¿por qué no?
Me vendo por un te quiero o un te amo.
Cualquiera de los dos el mejor pago.
Mi esencia seguirá ahí, para ser yo.